EL MIEDO

Miedo racional, miedo irracional

El miedo es una sensación que surge cuando percibimos alguna situación real como peligrosa. Asimismo puede presentarse si existe un temor ante algo que no es real por ser un producto de nuestra imaginación. Todas las personas, en ocasiones, padecemos esas sensaciones ante situaciones irracionales o producto de interpretaciones erróneas de algún estímulo o suceso.

Cuando nos encontramos ante un hecho amenazante, la información proporcionada activa la amígdala cerebral, estructura en forma de almendra que se encuentra en la corteza cerebral, quedando la respuesta del cuerpo guiada por la activación de la misma. Además, ante un peligro, la amígdala bañará al cerebro de hormonas y fijará ese estímulo en la memoria de una forma muy potente. De esta manera el cerebro será capaz de recuperar sensaciones o temores que surgieron en el pasado y las evocará en un futuro, en situaciones iguales o similares a las vividas.

Nuestra reacción ante situaciones de peligro puede ser de distinta índole y se verá condicionada por distintos factores. Nuestras experiencias pasadas o nuestros conocimientos, así como los recuerdos de situaciones que evocaron esa sensación, pueden dar lugar a una reacción u otra.

Las respuestas emitidas más frecuentes ante el miedo son: la huida, el enfrentamiento o la parálisis.

¿Es predecible nuestra reacción ante el miedo?

Como ya hemos dicho anteriormente dependerá de distintos factores, por ello cada situación será única y diferente y en ningún caso igual para todos.

el miedo racional o miedo irracionalA modo de ejemplo, si imaginamos cómo reaccionaría una persona con conocimientos de defensa personal ante el ataque de un ladrón en plena noche, esa reacción tendrá poca similitud con aquel que no tenga dichos conocimientos. En este caso probablemente llevaría a reaccionar al primero ante ese ataque, a enfrentarse a la situación, mientras que el otro huiría, se paralizaría o emitiría otro tipo de respuesta similar a las anteriores.

Sin embargo, no siempre el conocimiento o las experiencias pasadas nos librarán de este sentimiento. Existen situaciones que se escapan al control de la gran mayoría de las personas, como pudieran ser las catástrofes naturales, bombardeos e incluso la incertidumbre de una enfermedad, entre otras.

Por otro lado, sabemos que existen situaciones que cuando la persona las percibe como insuperables, difíciles de manejar o dolorosas, aparece el miedo y es aquí cuando el evitarlas, no afrontarlas o la huida, son las respuestas más frecuentes.

Son muchas las personas que tienen dificultades para hacer frente a situaciones que saben que les producirán dolor, pena o incomodidad. Algunos ejemplos pueden ser: asumir y aceptar el fin de una relación, cambiar de trabajo, cambiar de ciudad o cualquier hecho donde no sepamos con total certidumbre que es lo que sucederá.

Sea cual sea la situación, y por difícil que parezca, debemos ser capaces de superar nuestros miedos pues estos solo limitan y bloquean áreas de nuestras vidas y cierran oportunidades que de no existir ese miedo no se producirían.

El temor o el miedo son emociones difíciles de controlar o manejar, especialmente cuando no existe conciencia de padecerlo. En numerosas ocasiones encontramos que las personas sufren bloqueos emocionales o presentan limitaciones que no les permiten avanzar en sus vidas por el miedo a que vendrá o que sucederá si rompen con su estado actual, y mantienen la situación a pesar incluso de que esta sea dañina para ellos.

¿Cómo superar los miedos?

No todas las personas disponen de los mismos recursos a la hora de enfrentarnos a nuestros temores, así como no todos somos conocedores de que detrás de muchas situaciones, conductas o estados, está el temor.

miedos irracionalesEl punto de partida para superar el miedo es la aceptación de que existe. Una vez que somos conscientes de ello, debemos descubrir lo que tememos y de qué manera nos está influyendo en nuestro estado actual. Una vez adquirido este conocimiento, será conveniente iniciar un plan de actuación donde la motivación y el enfrentamiento a todos nuestros miedos sea nuestro objetivo principal, a pesar del daño o dolor que éste nos suponga.

Una persona no enamorada no puede dejar una relación pensando que se verá solo de por vida, que nadie más le va a querer, que va a hacer daño al otro, que toda su vida cambiará a peor, … pues si esta es la calidad de sus pensamientos probablemente siempre permanezca en una relación no verdadera por miedo a no enfrentarse a sus temores.

Por ello, a pesar de la soledad, a pesar de las repercusiones que nuestras decisiones puedan tener sobre otros o a pesar de cualquier otro motivo significativo para cada uno de nosotros para no afrontar algo, debemos seguir hacia nuestro objetivo, que no es más que vencer los temores de nuestra mente.

Lo más frecuente, es que las personas aumentemos la percepción de catástrofe de nuestro miedo. Por ello es importante definirlo bien y racionalizarlo.

En ocasiones es positivo que nos planteemos si es realmente tan terrible que ocurriese aquello que tememos, si seríamos capaces de afrontarlo de alguna manera e incluso preguntarnos como encararíamos ese problema en el caso de que sucediese.

Valorar los recursos que en otras ocasiones nos han podido ayudar a superar situaciones negativas, así como confiar en nuestra persona y generar ideas de seguridad y motivación para la obtención del éxito a pesar de las dificultades, nos generará una actitud positiva para la superación.

Así mismo, saber que los miedos y los bloqueos sufridos pueden generar a la persona estados de ansiedad difíciles de manejar. Es frecuente que, cuando nos vemos paralizados sin saber qué hacer o qué decisión tomar, podamos llegar a sufrir ataques de pánico o estados indefinidos de ansiedad.

Por ello, y por la dificultad que en ocasiones conlleva el descubrimiento de “a qué tememos” y por qué nos afecta de esa manera, puede ser recomendable la visita a un profesional de la psicología que ayude a esclarecer la raíz del problema y, en consecuencia, trabajar para la disminución de la ansiedad que ello supone y la superación de dicho problema.